Ucrania Parolin pide a los representantes religiosos fe y esperanza para una paz justa
En el encuentro de ayer con los miembros del Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas del país, celebrado en la Nunciatura Apostólica de Kyiv, el cardenal Secretario de Estado reiteró el compromiso de la Santa Sede para poner fin al conflicto: la guerra es siempre una derrota, la ayuda humanitaria a la población es importante
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
El dolor y el sufrimiento de un país golpeado por dos años y medio de guerra, pero también la fe y la esperanza de que pronto se pueda alcanzar una paz justa. Sobre este doble registro se desarrolló ayer 22 de julio por la tarde, en la Nunciatura Apostólica de Kyiv, el encuentro entre el cardenal Pietro Parolin y los representantes del Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de toda Ucrania. El encuentro, marcado por numerosos testimonios, cerró la cuarta jornada de la visita del Secretario de Estado al país del Este europeo, al que llegó el 19 de julio como enviado especial del Papa.
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El repudio de la guerra
«La guerra es un tema muy complejo», dijo el cardenal Parolin a los presentes, “pero como denominador común tiene el dolor y el sufrimiento”. De ahí el fuerte énfasis en «el repudio de la guerra», que «es uno de los principios fundamentales también del derecho internacional». Sobre la base de lo tantas veces reiterado por el Papa Francisco, el Secretario de Estado recordó que «la guerra nunca puede ser utilizada como solución a los problemas presentes en la comunidad internacional. La guerra es siempre una derrota». Pero a pesar de todo, continuó, existe «la esperanza de que esta situación de conflicto pueda llegar a su fin lo antes posible y que la paz, una paz justa, pueda volver a Ucrania». Esa esperanza, subrayó Parolin, se ve reforzada por la «gran alegría de trabajar juntos, a pesar de las diferencias» que existen entre las organizaciones religiosas, pero sobre todo debe estar arraigada en la fe. «Como líderes religiosos, me gustaría que esta tarde hiciéramos juntos un acto de fe», dijo el Secretario de Estado, “nada es imposible para Dios y nuestra fe puede transformar la realidad”.
Un momento de la reunión
No olvidemos los numerosos conflictos que hay en el mundo
Deteniéndose, pues, en las actividades de la Santa Sede, el cardenal destacó tres niveles operativos: el primero es «mantener viva la conciencia de la guerra en Ucrania», porque «hoy se tiende a olvidar los conflictos. ¿Cuántos se ignoran? Son tantos e incluso esta guerra con el tiempo corre el riesgo de convertirse en rutina, un hecho como todos los demás, que ya ni siquiera tiene el honor de las crónicas».
Atención a los niños y a los prisioneros de guerra
El segundo nivel es la ayuda humanitaria. «Por parte de la Santa Sede -dijo- existe el compromiso de ayudar a la sufrida población ucraniana desde el punto de vista humanitario». Una contribución concreta, añadió, proviene del cardenal limosnero Konrad Krajewski, que en nombre del Papa «lleva ayuda de diverso tipo a la población local». El Secretario de Estado reiteró también el compromiso de la Santa Sede con el regreso a casa de los niños ucranianos trasladados a la fuerza a Rusia, así como con la ayuda, tanto material como espiritual, a los prisioneros de guerra, esperando su liberación.
La diplomacia vaticana construye la paz
El tercer nivel, continuó explicando el Secretario de Estado, es la diplomacia propiamente dicha. «La existencia de la diplomacia vaticana no tiene otra razón de ser que la de ayudar a construir la paz, a recuperar la paz allí donde se ha perdido y a prevenir conflictos que puedan ponerla en juego», dijo, recordando las misiones que el cardenal Matteo Maria Zuppi dirigió a Kiev, Moscú Washington y Pekín como enviado especial del Papa para Ucrania, así como la participación de la Santa Sede, en relación con el aspecto humanitario y como observador, en la Plataforma de Paz propuesta por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y en la Conferencia sobre Ucrania celebrada en junio en Suiza. Sin olvidar los reiterados llamamientos del Papa Francisco en favor del atormentado país. «Ciertamente no queremos ocupar el lugar de la iniciativa de paz del presidente Zelensky, la apoyamos», especificó Parolin, “pero también pensamos si puede haber otras formas que, si son aceptadas por ambas partes, pueden iniciar caminos de paz, senderos de paz”.
El Cardenal Parolin y los Representantes Religiosos de Ucrania
La importancia de los obispos y sacerdotes para las comunidades
Por último, el Secretario de Estado abordó la cuestión de la movilización general, introducida en Ucrania con una ley para el reclutamiento de soldados que entró en vigor el pasado mes de mayo. «En opinión de la Santa Sede, los ministros de culto no deben participar en esta movilización», subrayó, «hay que encontrar la manera de eximirlos, no por razones de privilegio, porque todos debemos contribuir, sino porque, en primer lugar, los pastores per se no pueden tomar las armas. Y luego por el hecho de que, si las comunidades se vieran privadas de sus pastores, se produciría realmente un gran daño dentro de la propia sociedad», despojada de la ayuda espiritual, el consuelo y el apoyo que ofrecen obispos y sacerdotes. «Por eso es necesario que los pastores y sacerdotes permanezcan en sus comunidades y las apoyen», reiteró.
Avanzar con valentía
Por último, el cardenal instó a los representantes del Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de toda Ucrania a «avanzar con valentía en vuestro trabajo, juntos. Que el Señor bendiga a todos y acelere el día de la paz justa en Ucrania, por la que, con la ayuda de Dios, todos estamos trabajando», concluyó.
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La visita en la Iglesia de San Nicolás
Antes del encuentro en la nunciatura, el cardenal Parolin visitó la iglesia católica de San Nicolás, también en la capital. En la parroquia, regentada por las Misioneras Oblatas de la Inmaculada, había llevado saludos del Papa Francisco. «Sabéis cómo el Papa Francisco os sigue con tanto afecto y cariño y tiene siempre una preocupación especial por vuestro país y por la situación de guerra en la que se encuentra. Reza por vosotros y también no deja de dar signos concretos», había dicho el cardenal. «Mi presencia aquí entre vosotros quiere ser también un signo del amor y del afecto del Papa por vosotros y por toda Ucrania», había añadido, antes de concluir el encuentro con una oración por la paz: «Acordémonos del Papa, acordémonos de Ucrania, recemos por la paz, recemos por esta parroquia y por todas vuestras intenciones».