El Papa: los nuevos santos, signos luminosos de esperanza y amor

El Papa: los nuevos santos, signos luminosos de esperanza y amor

Tras la canonización de 7 nuevos santos, entre ellos mártires, religiosas y laicos, el Pontífice se reúne en el Aula Pablo VI con los fieles que han llegado al Vaticano para la ocasión, incluso desde tierras lejanas. Los exhorta a seguir su ejemplo de vida para que haya reconciliación en Armenia, unidad para Venezuela y dignidad para todos.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

“Los obispos de Venezuela han publicado el pasado 7 de octubre una carta con motivo del gozoso acontecimiento de ver en los altares a dos hijos de su amada tierra: san José Gregorio Hernández y santa Carmen Rendiles, pidiendo al Señor que este sea un fuerte estímulo para que todos los venezolanos se congreguen y sepan reconocerse como hijos y hermanos de una misma Patria, reflexionando así sobre el presente y el futuro, a la luz de las virtudes que estos santos vivieron de manera heroica”.

Con estas palabras, que suscitaron fervorosos aplausos de los miles de venezolanos presentes en el Aula Pablo VI, el Papa León XIV se dirigió a los fieles reunidos para la canonización de los mártires Peter To Rot y el obispo Ignatius Choukrallah Maloyan, de las religiosas Maria Troncatti, Vincenza Maria Poloni y Carmen Rendiles Martínez, así como de los laicos Bartolo Longo y José Gregorio Hernández Cisneros. En una audiencia que les concedió este lunes 20 de octubre, el Pontífice extrajo de cada uno de ellos un mensaje válido para nuestros días, especialmente ante las injusticias sociales.

“Cabría preguntarse, ¿cuáles son esas virtudes que deben motivarnos? Ciertamente la fe”, dijo el Pontífice en un discurso que alternó el español, el inglés y el italiano. “Dios estaba presente en sus vidas y las transformaba, haciendo de la sencilla existencia de una persona normal, como cualquiera de nosotros, una lámpara que en lo cotidiano iluminaba a todos con una luz nueva”.

“Sin duda —añadió—, también la virtud de la esperanza: si Dios es nuestra recompensa eterna, nuestros trabajos y nuestras luchas no pueden finalizarse en metas que además de indignas y degradantes, son efímeras. Finalmente, la caridad, que nace de acoger y compartir el don recibido; que nos hace encontrar el verdadero sentido de una vida y nos pide que la construyamos por medio del servicio, sea a los enfermos, a los pobres, a los más pequeños”.

El Santo Padre invitó a reflexionar sobre cómo estas virtudes pueden ayudarnos en el momento actual, y aclaró: “Puede hacerlo si al mirar a estas dos grandes figuras, vemos en ellas sobre todo a personas muy semejantes a nosotros, que vivieron enfrentando problemáticas que no nos son extrañas, y que nosotros mismos podemos afrontar como ellos lo hicieron, siguiendo su ejemplo”.

“Por otro lado —sugirió el Obispo de Roma—, asumiendo que quien vive a mi lado —como yo, como ellos— está llamado a la misma santidad, y por ello debo verlo, ante todo, como un hermano al que respetar y al que amar, compartiendo el camino de la existencia, sosteniéndonos en las dificultades y construyendo juntos el reino de Dios con alegría”.

“Un pastor según el corazón de Cristo”: así describió León XIV al obispo mártir armenio Ignacio Choukrallah Maloyan. Un pastor que defendió a su rebaño, que no renegó de su fe a cambio de la libertad y que murió como mártir por Dios.

«Esto me hace pensar con afecto en el pueblo armenio, que talla la cruz en la piedra como signo de su fe firme e inquebrantable. Que la intercesión del nuevo santo renueve el fervor de los creyentes y produzca frutos de reconciliación y de paz para todos».

Defender las verdades de la fe

“Un simple catequista” con “un coraje extraordinario”, capaz de proclamar la verdad incluso en el escondimiento. Así es san Pedro To Rot, ejemplo —afirmó el Papa— de la profunda fe del pueblo de Nueva Guinea, que desafió a las fuerzas de ocupación durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente cuando estas permitieron la poligamia. Un hombre que se confiaba por completo a Dios en la oración.

«Que el ejemplo de san Peter To Rot nos anime a defender las verdades de la fe, aun a costa de sacrificios personales, y a confiar siempre en Dios en medio de nuestras pruebas».

En el servicio a los más frágiles florece la santidad

Ejemplos de caridad y dedicación al prójimo son las historias de la santa salesiana sor María Troncatti —que consagró su vida a los pueblos indígenas del Ecuador con competencia médica— y de sor María Poloni, fundadora de las Hermanas de la Misericordia, movida por el amor hacia los enfermos y los marginados. Para el Papa, sor Troncatti es “ejemplo de una caridad que no se rinde ante las dificultades, sino que las transforma en ocasiones para una entrega gratuita y total de sí misma”. Sor Poloni, que alimentó su compromiso social con una profunda espiritualidad mariana, enseña “a perseverar en el servicio cotidiano a los más frágiles”, subraya León XIV. Y “¡es precisamente ahí donde florece la santidad de vida!”.

El apóstol del Rosario

Por último, al hablar de Bartolo Longo, el Sucesor de Pedro recordó su conversión: de hombre alejado de Dios a una vida llena de obras de misericordia y sostenida por el amor a María. Invita además al Santuario de Pompeya, del cual Longo fue fundador, a custodiar y difundir el fervor de este “apóstol del Rosario”.

“De corazón recomiendo esta oración a todos: a los sacerdotes, a los religiosos, a las familias, a los jóvenes. Contemplando los misterios de Cristo con la mirada de María, asimilamos día a día el Evangelio y aprendemos a ponerlo en práctica”.

Al despedir a los peregrinos, el Santo Padre les deseó regresar a sus países con el corazón lleno de gratitud y con el ardiente deseo de imitar a los nuevos santos.

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